El papel del nutriólogo en el siglo XXI

Las más recientes mediciones estadísticas relacionadas con el sobrepeso y la obesidad establecen que México ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil y el segundo en obesidad en adultos (7 de cada 10 personas enfrentan este serio problema, quizá, el más importante en materia de salud pública en el país). Las consecuencias de este tipo de irregularidades en el organismo son graves: nuestro país registra las mayores tasas de prevalencia de diabetes mellitus y de otras enfermedades metabólicas y cardiovasculares estrechamente asociadas a la alimentación (dislipidemias, síndrome metabólico, enfermedades isquémicas del corazón y cerebrovasculares, por mencionar sólo algunas). Recientemente, se presentan en edades cada vez más tempranas, durante las etapas productivas de las personas, esto no sólo representa un peligroso inconveniente en términos de pérdida de años de vida saludable, mala calidad de vida e invalidez, también provoca un alto costo monetario para la familia por la atención y cuidado que requieren este tipo de pacientes, un enorme impacto financiero sobre el sector salud por la desmedida prestación de servicios que se ve obligado a otorgar, y un fuerte golpe sobre la estructura laboral debido a su frecuente incapacidad.

Desafortunadamente tenemos que admitir, dado los múltiples y complejos factores que intervienen en estas enfermedades, que tardaremos un tiempo largo, primero en lograr su desaceleración, y luego en disminuir su crecimiento. Es en este contexto que los profesionales de la nutrición están llamados a jugar un papel central en la prevención, atención y control de estos padecimientos; ser líderes del cambio hacia una nueva cultura de la alimentación que permita a las personas vivir de manera más saludable. Las nuevas generaciones de nutriólogos y nutriólogas cuentan con una formación científica más sólida gracias a los avances en el conocimiento de la fisiología y el metabolismo del proceso de nutrición a nivel celular y bioquímico; se ha avanzado lo mismo a pasos acelerados en el campo de la fisiopatología, endocrinología, genética y clínica, y el horizonte de descubrimientos por venir es alentador. Con estas herramientas cognitivas y tecnológicas, el profesional de la nutrición se encuentra capacitado para motivar, informar, orientar y dotar de herramientas materiales y emocionales a la infinitud de pacientes urgidos de adoptar una alimentación saludable que les permita enfrentar condiciones como la enfermedad, embarazo, niños en crecimiento, entre muchas otras, en un entorno nada favorable de crecimiento y diversificación de la industria alimentaria.

El nutriólogo(a) enfrenta el reto de orientar correctamente a sus pacientes frente a la avasallante oferta de productos alimenticios que se encuentran en el mercado. Ya quedó atrás la imagen de la dietista cuya función era, en el mejor de los casos, diseñar menús indicados por los médicos orientados, en la mayoría de los casos, a lograr un adecuado control de peso. Hoy los profesionales de la nutrición están en el mismo nivel del médico; son parte sustantiva del equipo multidisciplinario de salud para tomar decisiones en la atención integral que requiere el paciente. Su función es de vital importancia, no sólo para mantener una vida saludable en las personas, sino también para restaurarla acortando el periodo de la enfermedad y evitando secuelas o retrasando la aparición de complicaciones. Ya nadie pone en duda que la nutrición constituye un factor de primordial importancia para la salud, de ahí que los y las nutriólogas requieren cada vez más de una educación continua y de acceso a tecnologías de punta para un ejercicio profesional de alta calidad y con una visión humanista que pondere los aspectos biológicos, los psico-emocionales, socio-históricos y culturales que forman parte de cada persona.

Los y las nutriólogas son agentes de cambio, y su preparación y práctica clínica deben estar a la altura de los nuevos retos del siglo XXI. Son ellos y ellas quienes se presentan ya como los principales actores en la promoción de una nueva cultura de la alimentación que busque tanto mantener como restaurar la salud de las personas.

L.N y E. en D. Ma. Fernanda Navarro

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